Los malos hábitos sabotean tu vida y te impiden alcanzar tus objetivos, ponen en peligro tu salud, mental y física, te hacen perder tiempo y energía. En pocas palabras… ¡Son los malos de la película!
¿Si son malos por qué sigo haciéndolos? ¿Qué puedo hacer para que mi propio «Freddy Krueger» desaparezca?
Lo primero que debemos hacer es identificar sus causas: La mayoría de los malos hábitos son causados por estrés y aburrimiento, como si no existieran otras maneras menos penosas que enfrentarnos a ello. Las respuestas emocionales al estrés y al aburrimiento son comprar compulsivamente, comer, beber, fumar, morderse las uñas o pasar horas muertas mirando redes sociales, solo por mencionar algunas (la lista es muuuy larga).
¿Crees que podríamos aprender nuevas formas menos nocivas de manejar el estrés y el aburrimiento? Claro que sí pero ¡OJO! que muchas veces el estrés y el aburrimiento están causados por problemas más profundos. Esto va de ser honestos y enfrentarnos a lo que hay allí en las tinieblas, miedos, sucesos o creencias limitantes, ¿qué hace que te aferres a algo que es malo para ti?
Reconocer las causas de tus malos hábitos es crucial para superarlos.
Algo que hay que saber es que un mal hábito no se elimina, se sustituye.
Todos los hábitos que tienes ahora mismo, están en tu vida por una razón. De alguna manera, estos comportamientos te proporcionan un beneficio, aunque sean nefastos para tu vida. A veces el beneficio es biológico, como ocurre con el tabaco o las drogas. En otras ocasiones, es emocional, como las relaciones tóxicas. Y en muchos casos, el mal hábito es una forma sencilla de afrontar el estrés como morderse las uñas, tirarse del pelo, golpear el pie o apretar la mandíbula.
Como los malos hábitos aportan algún tipo de beneficio en tu vida, es muy difícil eliminarlos sin más. Los «simplemente deja de hacerlo» pues “simplemente no funcionan” En su lugar, puedes sustituir un mal hábito por otro bueno que te dé un beneficio similar.
Por ejemplo, si comes galletas cuando te estresas, puedes probar de comerte un plátano. Ambos aportarán un chute de azúcar, pero uno es nocivo y el otro saludable. Los malos hábitos responden a ciertas necesidades en tu vida. es por eso que es mejor reemplazarlos con un comportamiento más saludable que aborde esa misma necesidad. Si esperas simplemente eliminarlos sin reemplazarlos, entonces tendrás necesidades que no serán satisfechas y será difícil mantener una rutina de «simplemente no hacerlo» por mucho tiempo.
¿Cómo romper un mal hábito?
Rompe un mal hábito reemplazándolo. Ten un plan ¿Qué vas a hacer cuando te entren ganas de galletas? Sea lo que sea lo que tengas que afrontar, tienes que tener un plan sobre lo que vas a hacer en lugar de tu mal hábito.
Elimina todos los desencadenantes posibles. Si comes galletas cuando estás en casa, entonces tíralas todas y no las vuelvas a comprar. Haz que sea más fácil para ti romper con los malos hábitos evitando las cosas que los causan.
Vigila tu entorno, tu mal hábito es más fácil que los buenos. Cambia tu entorno y podrás cambiar el resultado.
Une fuerzas con alguien. ¿Con qué frecuencia intentas hacer dieta en privado? ¿O tal vez has «dejado las galletas»… pero te lo has guardado para ti? (Así nadie te ve fracasar, ¿verdad?). En lugar de eso, comparte con alguien lo que buscas conseguir. Podéis apoyaros mutuamente y celebrar juntos vuestras victorias. Saber que otras personas esperan que seas mejor es muy motivador.
Rodéate de gente que vive como tú quieres vivir. No es necesario que abandones a tus amigos o tu familia, pero no subestimes el poder de encontrar nuevas personas más afines a lo que quieres. En las reuniones de hábitos anónimos de Kushala te acompañamos en tu proceso de cambio de hábitos. Organizamos encuentros para que puedas conocer personas que quieren cambiar su vida, eventos y más.
Visualízate habiéndolo conseguido. Visualízate pasando de las benditas galletas, comprando comida sana o levantándote temprano. Cualquiera que sea el mal hábito que quieras dejar, visualízate a ti mismo consiguiéndolo, sonriendo y disfrutando de tu éxito. Visualízate construyendo una nueva identidad.
No necesitas ser otra persona, sólo necesitas ser quien quieres ser. Romper con los malos hábitos no significa romper con la persona que eres, cuidado con este pensamiento, porque nos boicotea más de lo que creemos. Piensa que no necesitas dejar de comer galletas, sólo necesitas volver a no zamparte 3 paquetes cada vez que tu cerebro mande la señal. No necesitas transformarte en una persona sana, sólo necesitas volver a serlo.
Vamos a darle un buen uso a la palabra «pero». Cuando tienes malos hábitos es fácil el auto reproche y cada vez que cometes un error, es fácil decirte a ti mismo lo malo que eres. Cada vez que eso ocurra, termina la frase con un «pero»…
«Estoy otra vez comiendo galletas pero sé que estaré en mejor forma dentro de unos meses».
«He fracasado, pero todo el mundo fracasa a veces».
Planifica el fracaso. Todos tenemos un desliz de vez en cuando. No te castigues y sobre todo no bajes los brazos o lo des por perdido, mejor planéalo. Todos nos desviamos, pero puedes volver al camino rápidamente.
Comienza tu proceso de cambio de hábitos
¿VALE, y ahora que?
El primer paso es la toma de conciencia, lo más facil es dejarse llevar por las satisfacciones de los malos hábitos, puedes seguir sintiéndote culpable culpable o soñando (mientras el tiempo pasa) en cómo te gustaría que fueran las cosas… pero esto solo te aleja de la realidad. L
La conciencia te mostrará cómo hacer realmente el cambio. Pregúntate:
¿Cuándo ocurre realmente tu mal hábito?
¿Cuántas veces lo haces al día?
¿Dónde estás?
¿Con quién estás?
¿Qué es lo que desencadena el comportamiento y hace que se inicie?
El solo hecho de que seas consciente de lo que pasa ya te dará ideas para pararlo y te enfrentará con la realidad
Una forma sencilla de empezar es apuntar en tu móvil o en papel cuántas veces al día se produce tu mal hábito. Cada vez que se produzca el mal hábito, márcalo. Al final del día, cuenta todas las marcas.
Tu objetivo no es juzgarte ni sentirte culpable por hacer lo que haces. El único objetivo es ser consciente de cuándo ocurre y con qué frecuencia. Enfócate en el problema siendo consciente de él. A continuación, puedes empezar a poner en práctica las ideas de este artículo y romper el mal hábito.
Romper los malos hábitos lleva tiempo y esfuerzo, pero sobre todo requiere perseverancia. La mayoría de las personas que acaban rompiendo los malos hábitos lo intentan y fracasan varias veces antes de conseguirlo. Puede que no tengas éxito de inmediato, pero eso no significa que no puedas tenerlo en absoluto.
Inspirado en:
Leo Babauta, Scott Young y James Clear