—Pero es que es difícil— me dicen muy a menudo
— Ya, claro — contesto yo.
Y continúa la conversación, —Me encantaría estar mejor, ser una mejor versión de mí —
— Aunque creamos que nos comemos el mundo y que tenemos una mega motivación, lo más probable es que fracasemos
— Gracias Ruth, tu siempre tan simpática.
(silencio incómodo)
— Pero, ¿por qué? ¿hay algo que pueda hacer para que el cambio sea más fácil?
— Si puedes dejar de ser tú. Tenemos que haber corroborado que somos “buenos” haciendo eso que queremos, es decir, ser ese “tipo de persona” que lo logra.
—Aahhhh vale, genial, y ¿qué pasa si yo no soy ese “tipo de persona”?
—Bueno, pues que te cambias la identidad…
—Que ¿qué?

La clave para crear hábitos duraderos es centrarse primero en crear una nueva identidad. Tus comportamientos actuales son simplemente un reflejo de tu identidad actual. Lo que haces ahora es un reflejo del tipo de persona que crees que eres (ya sea consciente o inconscientemente).

Para cambiar tu comportamiento para siempre, debes de comenzar a creer cosas nuevas sobre ti. Imagínate cómo solemos fijarnos objetivos. Podríamos empezar diciendo «quiero perder peso» o «quiero ponerme más fuerte». Si tienes suerte, alguien puede decir: «Eso está muy bien, pero deberías ser más específico». Entonces dices: «Quiero perder 7 kilos» o «Quiero poder correr 5km diarios».

Estos objetivos se centran en los resultados, no en la identidad.

Tres niveles en los que puede producirse un cambio de hábitos

Nivel 1: Cambio de los resultados.

Este nivel tiene que ver con el cambio de tus resultados: perder peso, leer 3 libros al mes. La mayoría de los objetivos que te propones están asociados a este nivel. Los resultados se refieren a lo que se obtiene.

Nivel 2: Cambio del proceso.

Este nivel tiene que ver con el cambio de hábitos y sistemas: la implantación de una nueva rutina de mañanas, el desarrollo de una práctica de lectura. La mayoría de los hábitos que construyes están asociados a este nivel. Los procesos se refieren a lo que se hace.

Nivel 3: Cambio de identidad

El tercer nivel, el más profundo, es el cambio de identidad. Este nivel tiene que ver con el cambio de tus creencias: tu visión del mundo, la imagen de ti, tus juicios. La mayoría de las creencias, suposiciones y prejuicios que tienes están asociados a este nivel.La identidad tiene que ver con lo que uno cree.

El problema de no conseguir un cambio muchas veces es el foco del cambio. Si ponemos el foco en lo que queremos conseguir. Esto nos lleva a crear hábitos basados en los resultados.

La alternativa es crear hábitos basados en la identidad. Con este enfoque, empezamos por centrarnos en lo que queremos llegar a ser.

Cambiar tus creencias no es tan difícil como crees.

1. Decide el tipo de persona que quieres ser:

2. Demuéstrate que puedes.

Comencemos ¿Qué quieres representar? ¿Cuáles son tus principios y valores? ¿En quién quieres convertirte? Por ejemplo,

¿Quieres perder peso?
Identidad: Conviértete en el tipo de persona que se mueve más cada día.
Demuestrate: Camina 500 pasos más cada día por 5 días

¿Quieres leer más?
Identidad: Conviértete en el tipo de persona que lee 30 min cada día.
Demuestrate: lee 5 min cada día de esta semana.

¿Quieres comer más sano?
Identidad: Conviértete en el tipo de persona que no come procesados.
Demuestrate: Reemplaza los snacks por frutas.

¿Cuál es tu identidad?
Demuéstrate a ti mismo que quieres ser esa persona que deseas, esto le da valor a cualquier resultado que consigas y es el principio de un cambio real. Deja los resultados y preocúpate por ti, porque los resultados vienen solos cuando te conviertes en el tipo de persona que quieres ser.

Inspirada en James Clear y el “golden circle” de Simon Sinek. en Why: How Great Leaders Inspire Everyone to Take Action (London: Portfolio/Penguin, 2013), 37.